Esta exposición es un recorrido a lo largo de varios años de un rostro, una presencia de Fernanda desde la joven muchacha de diecinueve años a la mujer de febrero del 2022, más de veinte años en que presenciamos su transformación, las diferentes caras que forman su personalidad y aceptando el desafío que una sola imagen no puede revelar una persona. El retrato ha sido un tema mayor en la historia del arte, siempre diferente y sin resolver el enigma de lo que somos.
He seguido el largo camino trazado por Stieglitz con Georgia O´Keefe, Paul Strand con Rebeca, Irving Penn con Lisa, Edward Weston y Charis, Harry Callaham y Eleonor, Baron Adolphe de Meyer, Araki, Lee Freelander, Emet Gowin y muchos fotógrafos y pintores que se han sumergido obsesivamente para desentrañar los misterios de sus parejas, fotografiando, pintando y esculpiendo una y otra vez.
Con Fernanda ha sido un trabajo de ambos, ella propone y sugiere en una colaboración que tiene mucho de una actriz con un director, lejos de la idea de una musa pasiva sólo para se admirada.