Cuando duermen las tortugas es una travesía visual por un paisaje en pausa aparente, donde la naturaleza —lejos de detenerse— respira, crece y se transforma en silencio. Mientras las tortugas hibernan, inmóviles bajo la tierra fría, el bosque no se detiene: late.
El bosque como escenario vivo, continúa su ciclo más allá de las pausas humanas, ajeno a las preguntas o al control del tiempo. Incluso en el repliegue del sueño, la vida sigue su curso, silenciosa y constante, recordando que la quietud también forma parte del movimiento.
Las imágenes no buscan documentar un lugar concreto, sino activar una experiencia sensorial. La alteración cromática y el uso del blanco y negro pretenden reforzar la distancia respecto a lo real, generando una atmósfera que oscila entre lo orgánico y lo onírico, entre lo familiar y lo extraño.
Como el sueño de las tortugas, estas imágenes hablan desde la quietud, desde la paciencia del subsuelo. Nos invitan a mirar lo que florece cuando parece que nada sucede. Cuando duermen las tortugas plantea así una aproximación al paisaje desde la contemplación y la lentitud.