Mediterraneo: observadores, coleccionistas y buceadores

 
 

MEDITERRANEO
observadores, coleccionistas y buceadores

Observar es más que ver, es el resultado de una necesidad física y espiritual, es la puerta de entrada de lo que sucede a nuestro alrededor. Observar es cultivar la curiosidad y la capacidad de asombro frente a lo que nos ofrece la naturaleza. Cuanto mayor sea nuestro conocimiento de las cosas mayor será nuestra capacidad de observación. Gracias a esa curiosidad, por conocer aquello que nos rodea, incluso las más nimio, nos mantenemos a flote y se nos hace la vida interesante.

Desde siempre me he sentido ligado al Mediterráneo, y desde hace tiempo me encuentro atraído por la idea del “observador – coleccionista”. Esta idea obsesiva es el motivo y pretexto de mis últimas obras. A través de diferentes medios como pinturas, dibujos, grabados o esculturas, materializo a mis personajes “observadores” inspirados en las terracotas púnicas y rodeados de objetos, animales, o particulares cosmos, indagando en una personal iconografía fundamentada en el mundo mediterráneo. Son figuras atemporales y arcaizantes, que nos observan, pretendiendo hacernos participes de su mundo.

Me interesa mostrar como a través de los años se ha ido generando y como ha ido evolucionando esa idea de “observador”. Muestro a mis personajes mirando de frente al espectador. Es el ser humano el que se presenta como vértice ordenador. A través de la mirada, se establece un diálogo que pretende hacer al espectador cómplice de ese mundo y hacerlo partícipe de ese ansia por retener, clasificar, analizar y comprender la complejidad del universo que le rodea. La idea del coleccionista como ser que retiene, clasifica, analiza, atesora objetos. Este deseo de dominio sobre la realidad envolvente se configura como uno de los sentimientos más primitivos del ser humano.

El “observador” se convierte en espectador de lo que la naturaleza ofrece ante sus ojos. El sol, el mar, los animales y plantas, la lluvia y las estrellas… Una naturaleza deslumbrante se cierne ante él. Necesita colocar las manos sobre sus ojos para poder observar y no ser cegado por la luz. Es la mirada el elemento constantemente presente en las obras. A través de los peces-ojo, esa mirada se convierte en un elemento perturbador e inquietante.

José Manuel Guillén Ramón
E-mail: jguillen@dib.upv.es

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