ALTA COCINA comienza en los ingredientes básicos de la cocina de mi casa: Sal, pimienta, tomate, aceite, pan… Desde una mirada picara se propone una ingeniosa interpretación de los alimentos que nos rodean. El objetivo ha sido abordar con una visión diferente, divertida e iconoclasta la comida.
En ALTA COCINA se juega con lo visual y la palabra, con lo cotidiano y lo absurdo. Se invita a reflexionar de que todo lo que vemos es otra cosa. La fotografía no es plana, es dinámica, siempre tiene una segunda o tercera lectura. Es un descubrimiento, donde se produce la sorpresa.
Un trabajo, donde el juego consiste en mezclar lo semiótico con lo objetual, y marearlo. Lo convencional se une a lo imaginario y al final salen metáforas poéticas. Una serie de elementos sencillos: lata, ajo, pera… que colocados de diferentes maneras o asociados con otros elementos, cambian los límites semánticos, dando paso a una nueva composición. Un pan se convierte en un pantalón, o un polo en Marco Polo.
En las fotografías hay una receta de delirio, juego verbal, composición plástica y humor. Un propuesta diferente y original, donde se hace una gran ceremonia alrededor de la comida y de los laberintos verbales. Un trabajo donde se produce un desbarajuste entre el significante y el significado de las palabras.
ALTA COCINA es una obra en constante evolución, basado en dos ejes fundamentales la imaginación y la estimulación de los resortes del cerebro, para producir endorfinas, capaces de generar una explosión de placer en el espectador.
El autor a través del juego y la adivinanza te permite dar brincos de alegría al acertar en la diana en medio de su caos. O a sorprenderte por la capacidad para asombrar. Como un pastelero en su obrador levanta deliciosas tartas de las que, si tomas un pedazo y lo degustas aprendes por ciencia infusa.
Joan Estrader, siempre ha entendido el humor como un vínculo de convivencia social ya sea a través de proyectos teatrales, libros, poesía o en este caso utilizando la fotografía.
Para él, cualquier bar, biblioteca, zapatería, gasolinera, un barco destino a Palma de Mallorca o cualquier sitio y cualquier hora es buena para mezclar fotografía, humor y palabras.
La motivación del autor es generar un viaje creativo desde una visión contemporánea, absurda y surrealista, donde invita a las personas a que descubran la comida desde otra mirada, desde una mirada diferente, que prime su creatividad, a la hora de observar lo que les rodea.
Este proyecto apela a la chispa de la infancia para disfrutar de lo simple, de lo sencillo y reconocernos niños todavía que es sumamente reconfortante.